Discriminación y exclusión
aún siguen siendo un punto en la agenda difícil de combatir en la sociedad
colombiana.
Discriminación y exclusión viven
a diario las personas que conviven con el virus de Inmuno-deficiencia Humana (VIH)
en el país. La falta de conocimiento de la enfermedad por parte de la
ciudadanía ha generado que se incremente la violencia, la exclusión y la
multiplicación del mismo. A pesar de las distintas campañas de prevención y
promoción que se realizan para contrarrestar el VIH/SIDA, sigue latente,
cobrando más cero positivos cada año.
La pobreza, la falta de
servicios de salud adecuados, de vivienda digna y de una vida amable, generaron
la preocupación de varios líderes mundiales por contrarrestar las problemáticas
que afectan a la población mundial. Acuerdos políticos y reuniones, no bastaron
para generar un proyecto de beneficio mundial, por el contrario, la preocupación por el incremento de dichas problemáticas
sociales, fueron la iniciativa para lograr acuerdos mancomunados, que pusieran
fin definitivamente a la pobreza. Por este y otros factores, en un esfuerzo
conjunto, los jefes de Estado y de Gobierno de 147 países optaron por fomentar
la cooperación internacional, generando en pro de dichas desigualdades los denominados
objetivos del milenio.
Sin embargo, ¿qué tan
contundente ha sido la evolución de este proyecto, a puertas de que finalice la
meta propuesta? Es poco lo que se conoce de los avances y metas cumplidas en
cada uno de los objetivos propuestos, sin tener en cuenta que tal vez sean
desconocidos por un amplio grupo social.
Por ende, para verificar lo
expuesto anteriormente, analizaremos uno de los puntos propuestos en la agenda
política de los objetivos del milenio. El objetivo seis: combatir el VIH/SIDA,
el paludismo y otras enfermedades. Este objetivo se trazó como meta detener y
comenzar a reducir, para el 2015, la propagación del VIH/SIDA.
El último informe presentado
por la Organización de Naciones Unidas frente a este tema entre los años 1990 y
2008, evidenció que la mortalidad debida al SIDA alcanzó su máximo en 2004, con
2,2 millones de muertes, demostrando que el desconocimiento por parte de la
población en edades de 15 a 24 años de la forma de propagación del SIDA, se
habría convertido en un factor de alto riesgo para su adquisición.
Esta no fue la única meta
que se trazaron los líderes mundiales, en este objetivo se planteo también el
acceso universal al tratamiento contra el VIH/SIDA a todas los seres humanos que lo necesitaran, sin embargo la
cantidad de personas contagiadas era mayor a la expansión del tratamiento,
además de medicamentos con costos inaccesibles a todos los ciudadanos. De igual
modo, se estableció erradicar el paludismo y otras enfermedades antes del 2015.
Estos objetivos trazados a
nivel mundial fueron acotados como carta de navegación para muchos países. Pero, ¿cómo estamos en Colombia frente a la
materia? Nuestro país se propuso combatir el VIH/SIDA, el dengue y la malaria
con metas como: mantener la prevalencia de la infección en menos de 1,2%, es
decir en población de 15 a 49 años. Disminuir la mortalidad por VIH/SIDA en
20%, además de su incidencia entre madres gestantes y sus hijos. Teniendo en
cuenta también el aumento y cobertura de la terapia antirretroviral, necesaria
para alargar la vida de personas con dicha enfermedad.
En los planes de acción
planteados en nuestro país, se realizaron proyectos en varias ciudades,
dependiendo de la incidencia de estas enfermedades en la población. Uno de
ellos fue realizado en el Hospital la María de Medellín, donde se buscó la
atención integral a la población no asegurada que vivía con VIH entre 2005 y
2006. Por otra parte el Gobierno Nacional presto gran atención a la reducción
de la transmisión del SIDA entre madre e hijo, teniendo como objetivo, prevenir
dicha transmisión, mediante la prueba que se realiza a través del control
prenatal.
En Bogotá el programa se
realizó en el Hospital Simón Bolívar, buscando ofrecer un tratamiento integral,
brindado por un equipo multidisciplinario, a los pacientes diagnosticados con
esta patología.
Sin embargo en la actualidad
aunque se han generado proyectos y se ha tratado de contrarrestar la
enfermedad, la propagación del VIH sigue inminente. Por esto, Martín Alonso Hernández,
representante legal de la fundación Tejedores de Vida afirma que: “El año
pasado no más, 4.500 personas se infectaron de VIH, entonces se dice que la
infección ya se ha detenido, bueno si, un poco, pero la realidad es otra. La
realidad que seguimos viviendo nosotros, es que todavía hay personas que se
enteran que son diagnosticadas con VIH y son rechazadas por sus familias. Las
organizaciones son sordas y ciegas ante esta realidad, porque no quieres
trabajar con la población. Se perdió esa sensibilidad y eso es lo que no
queremos nosotros”.
Esta situación permite hacer
un llamado a la sociedad, a velar por los derechos y la igualdad de los
hombres, pero más que eso; pone en tela de juicio el cumplimiento de los
objetivos del milenio y si realmente las estadísticas y cifras mostradas en el
papel, manifiestan resultados verídicos que mejoren la calidad de vida de los
seres humanos a nivel mundial.
Es nuestra obligación velar
por el cumplimiento de esos objetivos propuestos, pero además, reducir los
niveles de violencia, discriminación y exclusión que se reflejan en la sociedad
colombiana. Para así sobrellevar esta enfermedad, contribuyendo a la
transformación social y al cumplimiento de dichos objetivos.