jueves, 30 de mayo de 2013

IGUALDAD DE GÉNERO EN LA OFICINA DEL AIRE

"Este es un vuelo histórico. Aquí solo vamos mujeres", fue el saludo de la Capitán Maribel Porras a los pasajeros de vuelo 018 de Avianca con destino España, el pasado 8 de Marzo Día Internacional de la Mujer. 

Las 14 tripulantes del Avión Airbus 330, con capacidad para 280 personas, se llenan de orgullo pues no muy a menudo el mando de un avión está a cargo del género femenino y esto lo sabe más que nadie Maribel Porras, comandante de este especial vuelo. 

Maribel ingreso a la compañía hace 25 años, después de siete años de interminables intentos lo logró, siempre recibió un NO al cual ella se negó una y otra vez. La pasión por la aviación es su mayor motivación y el motor que la convirtió en 1.995 en la primera comandante de un avión comercial en Latinoamérica. 

Curiosidad e impresión son algunas de las emociones que genera en muchos, aún hoy, cuando se encuentran con la sorpresa de que viajan en un avión que es piloteado por una mujer. Maribel solo hace parte del 4% de las mujeres que pertenecen al mundo de la aviación, de un millón de pilotos, aproximadamente, solo 4.000 son mujeres, ¿podríamos llamar a esto igualdad de género?. 

Es esto lo que promueve el Tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio, la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer y una de las metas de este es monitorear la equidad de género en materia salarial y calidad de empleo. 

Maribel Porras es una de las muchas mujeres a las que su género les ha hecho el camino más difícil para ocupar cargos que socialmente son categorizados para el género masculino; su logro es un ejemplo de que se puede lograr pero más allá de enorgullecernos es necesario que la dinámica cambie, porque la igualdad radica en eso, en que el camino sea igual, sin importar el género. 

El cambio que pretende el tercer objetivo del milenio depende de un trabajo en conjunto, desde los gobiernos, las diferentes organizaciones sociales y desde el accionar de cada mujer en la búsqueda de ocupar un lugar diferente en la sociedad, no como un reto, como algo que deba lucharse, sino como aquello que les pertenece. 

Maribel sabe que no es suficiente con criticar o quejarse, es necesario actuar, arriesgarse a hacer el cambio y desde su labor hace saber al mundo que las mujeres también pueden ser las directoras de un cargo muy alto, el más alto de todos, aquel que tiene su oficina en el aire, manejar un avión.

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