Por: Milena Ruiz
Siendo
una sociedad llena de contrastes, que siempre necesitará, al igual que
nosotros, una dosis de cambio que le permita entender: Qué deja y aprende del
pasado, qué apropia, asume y explora en su presente y qué visualiza y replantea
en su futuro. Cabe indagar, cómo hasta nuestros días hemos apropiado y vivido
esos cambios.
El
mundo de hoy nos ofrece un sin número de posibilidades para hacer de nuestro
diario vivir una fantasía efímera que nos ofrece multiplicidad de formas de
divertirnos, donde la publicidad esta
firme y latente, para inyectarnos lo que debemos comprar, tener y hasta nos
dice que pensar. Esta sociedad del consumo cada vez más alienizada por extensos
factores, pero sobre todo por algunos medios de comunicación que ahora tienen
su fórmula, al parecer aceptada por la sociedad y llena de contenidos ligeros, ha
generado en el público expectante, desmedidos y rápidos apetitos de devorar
todo lo que encuentra en su camino.
La
llamada sociedad del espectáculo, es la sociedad light que guiada de nuestra mano ha ido olvidando el sentido real
de cultura y cada día más se convierte
en una cultura del entretenimiento, donde pareciera que el único valor
importante fuese el comercial. Así mismo el sentido de lo humano se ha modificado por lo artificial y efímero y parte del problema que tenemos como sociedad, radica
en que cada vez, importa más el beneficio individual, brindándole importancia a
lo que no nos debería importar.
A
pesar de los múltiples cambios por los que hemos tenido que pasar, existen
otras formas de pensarse y visibilizarse y es ahí cuando debemos entender y apropiar
que nuestra naturaleza humana no es real sin el otro, que deberíamos abrirle la
puerta a esa sociedad empática y cerrársela a esa sociedad del espectáculo, para
que la empatía sea la que traiga consigo soluciones y respuestas necesarias en
este cambio de época, en el que existen más preguntas que respuestas, pero
que al final solo encontrara un sentido
si somos capaces de visualizarnos como
un conjunto que necesita del otro para poder vivir y construir un bien
colectivo.
Se
hace evidente y necesario crear nuevos modos de vivir, nuevas formas de entender
y de construir sociedad y mundo, y para esto es necesario construir un muro
fuerte y capaz de soportar el peso de nuestros errores y así mismo el de
nuestras soluciones. Además dicen por ahí, que vale la pena soñar y qué creer que
un mundo mejor puede ser posible, pues bueno, yo como una habitante más de este
inmenso, agitado y cambiante mundo, me sumo a la gran posibilidad de que; ¡Si
puede ser posible!.
En
nuestras manos tenemos las herramientas necesarias para hacer de este cambio de
época, un lugar abierto a la crítica, la participación y la apropiación de lo
que fuimos, lo que somos y de lo que queremos ser y es por eso que desde el
papel que cada uno cumple dentro de esta sociedad-mundo debemos apuntarle a generar acciones universales
que sean, originales, creativas e innovadoras y
que se ajusten y respondan a las verdaderas necesidades,
tanto individuales como colectivas, entendiendo que no debemos perder más
valores, destruir más tradiciones y en donde se deje de
ver lo cultural como una mercancía.
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