miércoles, 28 de agosto de 2013

Un instante después de abandonar el vientre de tu madre empiezas a ser uno más, empiezas a ser parte de algo, y no te pidieron una consideración al respecto. ¿Parte de qué? No lo sé, pero en tu muñeca una pulsera no muy a la moda tiene tu nombre, ése que tus papás le dijeron a la enfermera que llevarías por el resto de tu vida y además, adornan tu nuevo apelativo con un código que no tendrá ningún otro bebé, por lo menos en ese hospital. Eres parte de algo.
No mucho después, un tipo extraño te baña la cabeza con agua, sólo lloras, '¿Por qué me mojan?' piensas, aunque tus padres se ven felices, debe estar bien lo que pasa y de nuevo, eres parte de algo más, ahora tienes una religión, pero para eso tampoco pidieron tu consideración.
Ahora tienes la suficiente edad para caminar, para correr, para hablar, es tiempo de comprar algunos libros de gráficos bastante estúpidos, mal dibujados y sin sentido, con el que, según tus padres, aprenderás a leer y a escribir, a pintar y a no salirte de la línea, aunque claramente no quieres hacerlo. Tus padres de nuevo sonríen al verte haciendo ese garabato que la señora de la escuela llamó tarea, ellos sonríen, debe ser bueno.
Pasaron un millón de "tareas" más, calificaciones, buenas, malas, eres un chico grande, ve al colegio y aprende cosas más difíciles, esta vez en libros no tan estúpidos, con gráficos un poco más serios, más para tu edad, pero en los que seguramente encontrarás más tarea, y con muchísima más seguridad, tampoco querrás hacerla. Tus padres, ahora un poco más viejos, sonríen igual, debe ser bueno.
Uy, la universidad, seguramente estás estudiando lo mismo que tu papá, el quiere que también seas un ingeniero, pero... por qué, tú quieres pintar la pared de tu cuarto, quieres seguir llevando esa guitarra en tus hombros, '¿Por qué no, papá?' dices, pero él se ve feliz, tus papás sonríen viéndote pasar noches enteras escribiendo números que no entiendes, esos que tus amigos aprenden rápido, por los que tú tardas un poco más, pero sonríen, debe ser bueno.
Acabó, ahora eres lo que todos siempre quisieron que fueras, un bebé sano, un aplicado niño, un hombre culto, ahora eres ingeniero como tu padre, qué orgulloso se debe sentir, sonríe, todos sonríen, debe ser bueno, pero no, no es bueno, sabes que nunca fue bueno, te prohibieron pensar, te prohibieron decidir, te prohibieron crearte a ti mismo como quisiste, te crearon como quisieron.
Es tiempo de salir al mundo, a volar, a pensar, a crear, ya no a ti, ya te crearon, ahora tienes una nueva tarea, sí, otra tarea, pero una que esta vez tú decidiste hacer. Es tiempo de salir de tu vida, salir de tu régimen llamado vida, dejar de hacer lo que no quieres para verlos sonreír porque quizás sea bueno, deja de lado el acto escénico, el espectáculo y víste sobre lo que otros construyeron, prendas de libertad.


Por Sebastián Hurtado.
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