jueves, 7 de noviembre de 2013

Seminario Final de Periodismo

FIN DEL CONFLICTO: Es cuestión de creer
Por: Adriana Godoy


El conflicto armado es un asunto que ha ocupado más de medio siglo de la historia de nuestro país, los ciudadanos nos hemos acostumbrado de sorprendente manera a los peores crímenes que se puedan cometer en una guerra de nunca acabar, por fortuna con los recientes diálogos de paz en la Habana, se divisa a lo lejos una luz de esperanza que nos pone a creer en el colosal esfuerzo que hace el gobierno y las FARC  para llegar a un acuerdo en pro de la tan anhelada paz.
Desde el 2012 iniciaron los encuentros exploratorios y se firmó el acuerdo general para los términos del conflicto y la construcción  de una paz estable y duradera entre las diversas partes del equipo negociador. De los seis temas de la agenda apenas ayer se presentó ante la opinión publica los acuerdos establecidos en el segundo punto de participación política, la próxima cita en Cuba será para discutir el punto 3 de la agenda, Fin del Conflicto, sobre este tema se pretende lograr varios objetivos fundamentales que sean coherentes con el titulo de este punto de la agenda.
Siendo el ombligo de las negociaciones es el punto más importante en el cual de ser cumplido realmente se va a ver reflejado el compromiso de las FARC – EP, puesto que implica  la dejación de las armas y la reincorporación  de los guerrilleros a la vida civil, siendo esto un alivio para la población sobre todo en municipios y lugares aparados de Colombia que más han sufrido; así mismo el gasto militar se a ver reducido o si bien no se reduce podría contribuir a que el Gobierno Nacional intensifique la lucha contra las organizaciones criminales y sus vertientes, es difícil creer que personas acostumbradas a empuñar armas puedan dedicarse a hacer política u otras actividades no ilícitas, pero el deber de la ciudadanía está en creer porque pese al daño que han hecho sus integrantes no somos dioses para condenar eternamente a nadie.

Es normal desconfiar, seria de locos no hacerlo pero nuestro escepticismo se debe basar en argumentos claros y no en una oposición  testaruda y sesgada para conseguir votos.   

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