EJERCER COMO PERIODISTAS ES TODO UN RETO.
En un mundo en donde prima la
esclavitud, los derechos de la clase alta, en donde el interés por el bien
común es de solo unos cuantos, donde los
derechos humanos son pisoteados y pasados por alto, en donde el poder político
va y viene haciendo de las suyas sin ninguna recriminación de cierta manera es
normal que quieran callar a aquellas personas que investigan y analizan todo lo
que los rodea y no están dispuestos a ser alcahuetes de unas cuantas estafas y
otros muertos.
Por estos tiempos ejercer como
periodistas no es tarea fácil, pues estamos hablando de investigar y sacar a la
luz pública aquellos detalles que la sociedad del común desconoce, se trata de
denunciar y generar cambios que apunten a la verdad creando opinión y
construyendo realidades sociales en donde la desigualdad y la exclusión sean un
factor mínimo.
Por lo anterior es que al
político corrupto y a otros cuantos especialmente al primero le incomoda la
presencia del periodista con ética, este creador de opinión es una piedra que
se hace más grande mientras más
investiga y el político por el
contrario se hace más pequeño entre más le conozcan sus defectos. Y es que
cuando digo defectos no me refiero a ser malgeniado, descuidado o perezoso sino
a cosas más graves como ganar algún dinero extra por debajo de cuerda, tener
acuestas uno que otro muerto, relacionarse tal vez con un narcotraficante o
guerrillero y otros pecados que la justicia pasa por alto. Es por ello que el periodista de hoy en día piensa si quiere trabajar por pasión y con la verdad
pero con miedo y lleno de amenazas o prefiere ponerse una venda en los
ojos y seguir vivo y tranquilo, claro está
que no se qué tan tranquilo puede vivir un periodista que es cómplice de los
actos corruptos de otros.
Para que esto no solo quede en palabras vale
la pena recordar el cierre de la revista Cambio, el motivo según la Casa
Editorial EL TIEMPO fue la situación económica, declaraciones que casi nadie
creyó debido a que meses antes se había hecho evidente la inconformidad que
existía entre la junta directiva de la Casa Editorial El Tiempo por el periodismo de denuncia que el equipo
de la revista venía realizando.
El director de ese entonces de
la revista Cambio Rodrigo Pardo en una entrevista para EL ESPECTADOR.COM
declaro: “En 2009 hubo ganancias y para
2010 ya se habían vendido más de $1.500 millones. Aunque no soy gerente, pienso
que este año, con la recuperación de la economía que se espera, las utilidades
de Cambio habrían podido aumentar. Además, la evaluación de un medio no se
puede limitar al aspecto económico"
además de otras opiniones que se dieron al respecto. Sin embargo la
clausuraron pero se sabe que los verdaderos motivos del cierre de este medio
fue las molestias que generaba el periodismo de denuncia y análisis que se
realizaba allí.
En el 2009 Cambio revelo los
vínculos de Guillermo Valencia Cossio con la mafia, los acuerdos entre Colombia
y Estados Unidos sobre las bases militares y el escándalo de Agro Ingreso
Seguro, entre otros temas polémicos, para lo que Rodrigo Pardo en ese entonces
pensó: "Pensé que estos buenos
resultados bastarían para que la Casa Editorial decidiera seguir adelante con
la revista. Nunca me imaginé el cierre ni mucho menos mi salida de El Tiempo. Y
no fui avisado con anticipación"
El ejemplo anterior es solo uno
de los tantos casos que se han visto no solo en Colombia sino en el mundo,
demostrando que el periodismo hecho con pasión,
ética y responsabilidad puede generar cambios ya que es una amenaza para aquellos que ejercen el
poder, de esta manera mientras que la prensa denuncie y ponga en aprietos a la gente esta va a ser catalogada como mala, pero sera buena en la medida que logre generar opinión siempre este encaminada hacia la verdad.
Como reflexión vale la pena rescatar las palabras de María Elvira Samper ex directora de la revista Cambio "Creo que hubo ingredientes
políticos que no puedo probar, salvo porque sé, de buena fuente, que
había miembros de la Junta a quienes les parecía que no era conveniente tanto
periodismo de denuncia”. O sea que el contenido de la revista le generaba
problemas a la Casa Editorial El Tiempo porque “estábamos pisando callos en un
país donde cada vez es más difícil la disidencia y donde la arrogancia del
poder brota desde tantos flancos”.
Katterin Castillo Suarez
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