domingo, 20 de octubre de 2013

EJERCER COMO PERIODISTAS ES TODO UN RETO.

En un mundo en donde prima la esclavitud, los derechos de la clase alta, en donde el interés por el bien común es de solo unos cuantos, donde  los derechos humanos son pisoteados y pasados por alto, en donde el poder político va y viene haciendo de las suyas sin ninguna recriminación de cierta manera es normal que quieran callar a aquellas personas que investigan y analizan todo lo que los rodea y no están dispuestos a ser alcahuetes de unas cuantas estafas y otros muertos.

Por estos tiempos ejercer como periodistas no es tarea fácil, pues estamos hablando de investigar y sacar a la luz pública aquellos detalles que la sociedad del común desconoce, se trata de denunciar y generar cambios que apunten a la verdad creando opinión y construyendo realidades sociales en donde la desigualdad y la exclusión sean un factor mínimo.

Por lo anterior es que al político corrupto y a otros cuantos especialmente al primero le incomoda la presencia del periodista con ética, este creador de opinión es una piedra que se hace más grande mientras más  investiga  y el político por el contrario se hace más pequeño entre más le conozcan sus defectos. Y es que cuando digo defectos no me refiero a ser malgeniado, descuidado o perezoso sino a cosas más graves como ganar algún dinero extra por debajo de cuerda, tener acuestas uno que otro muerto, relacionarse tal vez con un narcotraficante o guerrillero y otros pecados que la justicia pasa por alto. Es por ello que el periodista de hoy en día piensa si quiere trabajar por pasión y con la verdad pero con miedo y lleno de amenazas o prefiere ponerse una venda en los ojos  y seguir vivo y tranquilo, claro está que no se qué tan tranquilo puede vivir un periodista que es cómplice de los actos corruptos de otros.

 Para que esto no solo quede en palabras vale la pena recordar el cierre de la revista Cambio, el motivo según la Casa Editorial EL TIEMPO fue la situación económica, declaraciones que casi nadie creyó debido a que meses antes se había hecho evidente la inconformidad que existía entre la junta directiva de la Casa Editorial El Tiempo   por el periodismo de denuncia que el equipo de la revista venía realizando.

El director de ese entonces de la revista Cambio Rodrigo Pardo en una entrevista para EL ESPECTADOR.COM declaro: “En 2009 hubo ganancias y para 2010 ya se habían vendido más de $1.500 millones. Aunque no soy gerente, pienso que este año, con la recuperación de la economía que se espera, las utilidades de Cambio habrían podido aumentar. Además, la evaluación de un medio no se puede limitar al aspecto económico"  además de otras opiniones que se dieron al respecto. Sin embargo la clausuraron pero se sabe que los verdaderos motivos del cierre de este medio fue las molestias que generaba el periodismo de denuncia y análisis que se realizaba allí.

En el 2009 Cambio revelo los vínculos de Guillermo Valencia Cossio con la mafia, los acuerdos entre Colombia y Estados Unidos sobre las bases militares y el escándalo de Agro Ingreso Seguro, entre otros temas polémicos, para lo que Rodrigo Pardo en ese entonces pensó: "Pensé que estos buenos resultados bastarían para que la Casa Editorial decidiera seguir adelante con la revista. Nunca me imaginé el cierre ni mucho menos mi salida de El Tiempo. Y no fui avisado con anticipación"

El ejemplo anterior es solo uno de los tantos casos que se han visto no solo en Colombia sino en el mundo, demostrando que el periodismo hecho con pasión,  ética y responsabilidad puede generar cambios ya que  es una amenaza para aquellos que ejercen el poder,  de esta manera mientras que la prensa denuncie y ponga en aprietos a la gente esta va a ser catalogada como mala, pero sera buena en la medida que logre generar opinión siempre este encaminada hacia la verdad.

Como reflexión vale la pena rescatar las palabras de María Elvira Samper ex directora de la revista Cambio "Creo que hubo ingredientes políticos que no puedo probar, salvo porque  sé, de buena fuente, que había miembros de la Junta a quienes les parecía que no era conveniente tanto periodismo de denuncia”. O sea que el contenido de la revista le generaba problemas a la Casa Editorial El Tiempo porque “estábamos pisando callos en un país donde cada vez es más difícil la disidencia y donde la arrogancia del poder brota desde tantos flancos”.



Katterin Castillo Suarez
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