Carlos Iván Ortiz
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A
lo largo de la historia todos hemos sido testigos de las diferentes formas de
manipular a las masas, y de porque estás nunca han estado unidas luchando por
un bien común.
La
respuesta es más que simple de encontrar, y es el simple hecho de que nos
dejamos acostumbrar a consumir lo que nos vendían, sin ir más allá de esa
realidad, pues para nosotros aún sigue siendo verdad, lo que dicen los
políticos y lo que dicen los medios, pues si ellos manejan la información, debe
ser así.
¡Que
mentira más grande y absurda hemos creído!
Hemos
sido simples ratas de laboratorio, que ellos , “el poder” han sabido manejar a
su antojo, no solo tenemos un ADN de cómo tenemos los brazos y las piernas y
qué tan inteligente podemos llegar a ser, sino que también tenemos un ADN de lo
que nos gusta comprar, lo que nos gusta observar y obviamente de lo que no
queremos saber absolutamente nada; o al menos eso es lo que ellos dicen.
Nos
hemos comido toda una basura de historia, que ha estado opacada por la
política, la economía y esas ganas inmensas de gobernar el mundo, incluso hemos
caído tan bajo, que los comunicadores han sido cómplices de tantas atrocidades
cometidas en la humanidad; y brindar el espacio para que estos… divulguen sus
mentiras es algo que no podemos permitir más.
El
texto es claro y logra hacer pensar de forma diferente, o al menos de seguir
comiéndonos lo que nos venden de forma más lenta, pues para estudiantes y
catedráticos puede ser entendible, pero a la señora que vende papas o cocina en
la casa de alguno de nuestros ilustres gobernantes, todo sigue siendo igual.
En
conclusión, este es nuestro momento y debemos apoderarnos de el, o terminaremos
igual que los demás, pensando diferente, pero actuando con miedo y sin rumbo.
Ejemplos
claros de esto se ven a diario, o por nombrar uno, “el tal paro agrario no
existe”. Los colombianos terminaron por creerse esto, aceptaron que solo eran
unos pocos los que pedían y pedían y por eso todo termino el calma, ¿o no? Los
abusos policiales, las mentiras de los gobernantes y la incredulidad e
inocencia de los campesinos, son el combo agrandado perfecto para que gobiernos
como este y todos los que vienen, puedan seguir vendiendo, destruyendo y
acabando con el país, mientras nos quedamos en casa a ver la novela de turno.
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